5 errores en el mundo de las ventas

No ponerse en los zapatos del consumidor

Muchos vendedores quedan tan atrapados en sus propias necesidades (“Tengo que lograr esta venta”) que no escuchan los problemas de sus consumidores.

Como vendedor siempre hay que preguntarse cuál es el principal sentimiento del comprador. Por ejemplo, durante tiempos económicos difíciles la gente tiende a comprar artículos de lujo como joyería. ¿Por qué? Para darse un gusto y sentirse mejor. Tu producto puede aliviar el malestar del consumidor, pero sólo tú puedes descubrir dónde le duele.


Hacer del dinero la meta

El dinero no debe ser la meta, es sólo una vía para cumplir tus objetivos.

Al final de tu vida no te va a importar ser rico (no hay gavetas para equipaje en las carrozas fúnebres), pero querrás ser reconocido como el mejor en tu ámbito. Cumple con esa meta con pasión y el dinero vendrá solo.


Ver las ventas sólo como un trabajo

“Vender debe ser tu vida. De otro modo, estás en el negocio equivocado.”

Después de cerrar un trato, comienza inmediatamente con el siguiente.

 

Por ejemplo si tienes invitandos o una reunión en tu casa o carne asada.

Allí, deberás estar vendiendo a amigos y vecinos –incluso a tu esposa e hijos- cualquier producto, desde la salsa hasta tu último plan de negocios. Nunca dejes de vender.


Dejarte vencer por la frustración

Los mejores vendedores siempre están felices, incluso cuando las puertas se cierran en sus narices.

Esfuérzate por ser un “perdedor feliz”. El rechazo es inspirador porque permite continuar el juego y los verdaderos vendedores aman el juego.

Enfadarte y frustrarte solamente empaña tu imagen de ganador y arruina tus posibilidades de cerrar el trato más tarde.

Cuando el cliente diga "No", tú di: ¡Genial! ¡Eso es maravilloso! Y luego envía un pequeño obsequio o un correo agradeciendo la oportunidad y su tiempo. Deja siempre las puertas abiertas.


No prepararte bien para la venta

Antes de que hagas tu oferta debes prever no sólo lo que el cliente dirá, sino lo que tú le responderás.

Después de casi 30 años de experiencia voy a las reuniones sabiendo exactamente lo que el cliente prospecto va decir ("Pruébame que funciona") y sé lo que yo responderé ("Éstas son mis historias de éxito y estos son los beneficios para usted"). Quedar sorprendido sólo demuestra que no hiciste tu tarea.

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